Convivir con mayores agresivos
En este tipo de comportamiento problemático se incluyen todas aquellas conductas que manifiestan enojo o agresividad por parte de la persona que recibe los cuidados y que incluyen desde gestos o expresiones corporales ("ceño fruncido") hasta agresiones físicas, pasando por agresiones verbales (insultos, gritos), dejar de hablar o molestar, etc.
Situaciones ante las que una persona se puede comportar de manera agresiva.
- Ante la sensación de que se está invadiendo su espacio personal (Ej: cuando se les ayuda en el aseo)
- Cuando se siente incapaz o frustrada por no poder realizar las actividades más básicas (Ej: vestirse)
- Como reacción ante una acción el cuidador (Ej: salir de casa puede ser interpretado por algunas personas como si de un abandono se tratase)
- Como una consecuencia de tener un estado de ánimo deprimido
- Ante cambios en el entorno inmediato o en las rutinas
- Como efecto secundario de alguna medicación
- Como reacción a un estado de confusión
- Ante sentimientos de soledad o por necesidad de atención
- Ante determinados comportamientos de otras personas.
- Consejos para prevenir y reducir la agresividad
- · No utilizar la medicación como primera medida
Conviene utilizar primero estrategias como las que aquí se reflejan ya que el consumo de medicamentos (y las interacciones que entre ellos pueden existir) puede tener como consecuencia efectos no deseados.
· Consultar con el médico
Consultar con el médico, explicarle el comportamiento observado y preguntarle si puede ser debido a efectos secundarios de la medicación, si puede existir algún problema físico o enfermedad que pueda estar influyendo en la aparición de ese comportamiento, etc.
· Fomentar la independencia
Una de las posibles causas de los comportamientos agresivos es el sentimiento frustración que se genera ante el hecho de tener que aceptar que ya no se es tan independiente como antes. Al fomentar la independencia, se aumenta la confianza y la seguridad de la persona en sí misma.
· Mantener rutinas en la vida diaria
En muchas ocasiones las reacciones agresivas son debidas a que se han producido cambios en las rutinas diarias (comidas, hora de acostarse, etc.). Si han de introducirse cambios, hay que hacerlo de forma progresiva.
· Plantear objetivos realistas
Planear actividades o tareas al alcance de las habilidades o capacidades de la persona. Si una tarea es muy compleja, tratar de dividirla en partes más sencillas y alcanzables. No razonar ni argumentar, sino plantear las cosas con claridad, evitando entrar en conversaciones que puedan resultar difíciles para la persona.
· Realizar ejercicio
El ejercicio permite que la persona libere tensión y se distraiga (sobre todo si se realiza fuera de casa -un paseo, por ejemplo-), siendo beneficioso además por otras muchas razones (oxigenación, musculatura, etc.).
· Atender a las expresiones no verbales
En muchas ocasiones, se puede predecir cuándo la persona va a comportarse de manera agresiva. En esas ocasiones, se empieza a notar a la persona inquieta, con una expresión de la cara más tensa, etc.
· Ignorar la agresividad
El fin del comportamiento agresivo de la persona puede ser en ocasiones el de llamar la atención. Si lo consigue, lo más probable es que repita el comportamiento en futuras ocasiones para conseguir "llamar la atención".
· Premiar la amabilidad
Cuando la persona actúe de forma beneficiosa para todos (tranquilamente, pidiendo o preguntando algo amablemente o colaborando) resulta beneficioso elogiarla y recompensarla (escuchando con atención, respondiendo afectivamente, etc.). Es fundamental que todas las personas que conviven con la persona que muestra este tipo de comportamiento se hayan puesto de acuerdo en cómo tratar a la persona.
· Buscar alternativas que impidan la agresividad
Si a la persona que se comporta agresivamente se le proporcionan actividades incompatibles con dicho comportamiento es posible que la persona no se comporte de forma agresiva. Por ejemplo, si la persona empieza a hacer comentarios con tono agresivo, se le puede decir algo como: "me voy a sentar a tu lado para que me cuentes qué ocurre" o, si la forma de agresión es física (pellizcando o dando manotazos), se puede procurar que la persona tenga las manos ocupadas (por ejemplo, si ocurre cuando se está lavando a la persona, por ejemplo, pedirle que sujete con una mano la esponja y con otra un bote de jabón).
Cómo actuar cuando un familiar se muestre agresivo
· Mantener la calma
A la vez que se ponen en práctica algunos de estos consejos, se debe mantener una actitud calmada, empleando un tono de voz relajado, explicando lo que se está haciendo paso a paso, etc.
· Distraer a la persona
Distraer la atención de la persona con alguna actividad o comentario. Hablar de manera tranquila, con frases sencillas, como si no hubiera ocurrido nada. El objetivo es conseguir que se olvide del enfado distrayéndola con otra actividad.
· Preguntar
Sugerir a la persona que, en lugar de comportarse de forma agresiva, comente lo que le ocurre o le preocupa. Preguntar cuál es el problema, ofrecer ayuda para solucionarlo o, por lo menos, escuchar. De todas formas, si la persona no quiere hablar, respetar su opción.
· Evitar riesgos
Eliminar objetos peligrosos de la vista que puedan causar daño a alguna otra persona presente o a la propia persona.
· Controlar la situación
Asegurarle a la persona que no se le va a hacer ningún daño. Si la violencia persiste, agarrar suavemente por los brazos a la persona. No es necesario ningún otro contacto físico.
· Informar de lo que se va a hacer
Explicar en todo momento lo que se va a hacer, paso a paso. Por ejemplo, si se tiene que salir de casa, explicar a dónde se va, por qué se va, cuánto se va a tardar, etc.
Nunca se debe:
· Reaccionar impulsivamente
No se debe tomar la agresividad como algo personal. Las personas se comportan con agresividad como consecuencia de los sentimientos de frustración que tienen, dada su situación de dependencia y, en ocasiones, de deterioro cognitivo, que les hace sentirse solas e incapaces.
· Enfrentarse
No enfrentarse con las personas. No pedir explicaciones en el momento en el que la persona está nerviosa, especialmente si la persona presenta deterioro cognitivo.
· Gritar
No levantar la voz. Actuar así contribuye a aumentar el enfado.
· Tocar a la persona de manera inesperada
No iniciar movimientos bruscos para tocar a la persona. No acercarse a ella rápidamente, ni tampoco por detrás. Estas acciones pueden ser mal interpretadas.
· Ser alarmista
No aumentar los sentimientos de amenaza o de alarma, ni pensar que sólo le ocurre a usted. Pensamientos como "¡Dios mío, por qué me pasará esto a mí!, ¡un día va a ocurrir una tragedia!, etc., sólo contribuyen a agrandar el problema produciéndole un mayor malestar.
· Alertar a otras personas
No llamar a muchas personas en busca de ayuda. Si se tiene que pedir ayuda en una situación determinada, es preferible dirigirse a una única persona.
· Provocar
No responder al comportamiento agresivo con "amenazas". "bromas", "tomaduras de pelo", etc.
· Sujetar a la persona
No utilizar restricciones físicas que hagan que la persona se sienta sin posibilidad de escapar.
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